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Lancé una botella anoche en el mar




Lancé una botella
anoche en el mar
se fue navegando
al nunca jamás.

Le puse una carta,
un verso, un quizás
un sueño imposible
y un despertar.

Lancé una botella
anoche en el mar
quería ver tus ojos
detrás del cristal.

Quería oír tu voz,
tus manos tocar
sentir tu sonrisa
mirarte mirar.


Se fue navegando
segura en su azar
llegó hasta tu playa
la viste pasar.

Leíste la carta,
el verso, el quizás...
soñaste despierto
a orillas del mar.

Lancé una botella
sin nunca jamás:
En esta palabra
te puedo abrazar.




No se puede llorar en el espacio


No se puede llorar
en el espacio.
Las lágrimas no caen
si la gravedad es cero.
Así dijo hoy
un astronauta
que se llama Chris
y es canadiense.
Y yo estaba llorando
precisamente
como dice Chris
que no se puede:
por el todo y la nada
por el nunca y el siempre
por el hoy y el mañana
por el sol y el oriente
por el no es no será
no seremos no fuimos
por haberse perdido
precisamente
sin llorar
-no se puede-
en el espacio.


(C) María García Esperón